El programa de gobierno del nuevo mandatario podría ser condicionado por el Congreso. Pero las metas generales serán volver a crecer y generar más empleos
«El riesgo para la democracia es que desistamos de ella”. La frase, del ex presidente Fernando Henrique Cardoso, pone de relieve las sombras que agobiarán al próximo gobierno del país. Por eso continúa con esta advertencia: “Gane quien gane, los problemas son los mismos: volver a crecer y crear empleo; reducir el déficit (fiscal) y traer confianza”. Palabras más que suficientes para advertir que el presidente elegido, y que gobernará hasta 2022, no tendrá lugar para la altanería: “Más competencia y menos arrogancia. Ese es mi voto”.
Criticó, por igual, a sus colegas de izquierda y de derecha. Pero explicó por qué la versión de los planes de Paulo Guedes, un “Chicago boy” que ocupará el ministerio de Hacienda a partir de enero próximo, resultan perniciosos. “Va a terminar con el subsidio social bolsa-familia, al menos en la forma que existe hoy. De hecho, los economistas del bolsonarismo siempre fueron contrarios a esos programas”. Pero tampoco habría, a juicio del especialista, “una reforma previsional seria. Bolsonaro nunca iría a tocar las reglas jubilatorias que valen para militares y policías; de modo que tampoco podría hacerlo para el resto de la sociedad”.
Desde un ángulo diferente, Paulo Nogueira Batista, ex representante de Brasil en el Fondo Monetario Internacional, consideró: “Es perfectamente posible ganar la elección y perder el gobierno”. Su referencia fue lo que ocurrió, de hecho, en el segundo mandato de Dilma Rousseff. Ella triunfó en la segunda vuelta de octubre de 2014, pero en mayo de 2016 tuvo que dejar el gobierno. Nogueira Batista sostiene que es el secreto es “quién controla las palancas de la economía, es decir, el Ministerio de Hacienda y el Banco Central”.
Hay alguien incuestionable en cuanto a su perfil de economista: Antonio Delfim Netto, ministro de Hacienda de los gobiernos militares de Costa e Silva (1967-1969) y de Emilio Garrastazú Medici (hasta 1974). Al frente de esa cartera, Brasil tuvo un crecimiento que llevó a bautizar el período como “el milagro económico”. Hoy, Delfim es contundente: “Nuestra situación interna es grave y la externa acumula nubes negras. Pero nadie dice cómo enfrentarlas”. Para él, la agrupación del presidente, el Partido Social Liberal (PSL) “propone en muchas áreas medidas mágicas de resultados dudosos”.