El «presidente operativo» lideró una reunión de Gabinete que en sintonía con el Congreso abortó el intento de Bolsonaro de dar un golpe de poder.
Por Eleonora Gosman (San Pablo)
El presidente Jair Bolsonaro intentó este lunes recuperar espacio de maniobra al interior de su gobierno, luego que en un golpe palaciego el ala militar entronizara al general Braga Neto como «presidente operativo» durante el tiempo que dure la crisis del Coronavirus, que tiene en Brasil uno de su escenarios más agudos de la región.
Bolsonaro quiso echar este lunes a su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, una decisión que entra en la esfera exclusiva del Presidente. Y sin embargo no pudo concretarla.
La pelea de Bolsonaro con su ministro se disparó luego que el funcionario se negó a flexibilizar la política de cuarentena contra el Coronavirus, como le había demandado el jefe de Estado.
En la reunión de este lunes en el Palacio del Planalto, convocada por el propio Bolsonaro, el «presidente operacional» general Braga Neto y el resto del equipo ministerial se pronunció en contra de echar a Mandetta, considerado «esencial» para enfrentar el crecimiento exponencial del número de casos previsto para la próxima semana.
Fue el vicepresidente, el general Hamilton Mourao, quién luego de la reunión de gabinete informó a la prensa en forma taxativa: «Mandetta sigue en el combate. ¡Él se queda!». Mourao había sido acusado por uno de los hijos de Bolsonaro de buscar la caída de su padre.
Fue el vicepresidente, el general Hamilton Mourao, quién luego de la reunión de gabinete informó a la prensa en forma taxativa: «Mandetta sigue en el combate. ¡Él se queda!».
Luego fue el propio Mandetta quien enfrentó a la prensa que aguardaba una definición. El ministro afirmó que Brasil «no tiene condiciones de abandonar» los criterios establecidos por la Organización Mundial de la Salud, que fueron adoptadas por los gobernadores de los estados donde la pandemia es más crítica.
Mandetta agregó desafiante que su estrategia tiene el apoyo de los 5.700 municipios de Brasil, del Departamento de Salud del Congreso brasileño y de la Sociedad Médica de Brasil.
Como sucedió en la última conferencia de prensa del Gobierno de la semana pasada para actualizar el estado de situación de la pandemia, Bolsonaro no estuvo presente.

La tensión entre el Presidente y su ministro de Salud fue seguida por los medios como un acontecimiento político de primera magnitud y un test sobre el real comando del Gobierno que ejerce Bolsonaro, luego que se revelara que el ala militar lo apartó de las decisiones respecto al Coronavirus y ubicara como «presidente operativo» al general Braga Neto.
El presidente del Senado, Davi Alcolumbre, se comunicó con Braga Neto para informarle que el Congreso no aceptaría un reemplazo de ministro Mandetta y agregó que su par de Diputados, Rodrigo Maia, y el conjunto de partidos políticos avalaban esa posición.
Con un titular de último momento por la noche de este lunes, el portal G1 del grupo Globo, anunciaba: «Mandetta sigue en el cargo con el apoyo de los militares y de la cúpula del Congreso». En efecto, durante la tarde, el senador Davi Alcolumbre, presidente del Senado Federal, se comunicó con Braga Neto para informarle que el Congreso no aceptaría un reemplazo del funcionario y agregó que su par de Diputados, Rodrigo Maia, y el conjunto de partidos políticos (desde la derecha a la izquierda) avalaban esa posición.
Por el mediodía, Bolsonaro había reunido a cuatro de los ministros más próximos -todos ellos militares-para decirles que pretendía echar al ministro de Salud «por su falta de humildad» y porque el cargo se le había «subido a la cabeza». El Presidente entró en franco conflicto con su ministro cuando Mandetta mostró protagonismo en la conducción de la batalla contra el Coronavirus. La confrontación se tornó más aguda cuando las encuestas comenzaron a revelar la popularidad que había adquirido el funcionario.
Fuentes que participaron de ese almuerzo no quisieron admitir a LPO que allí se trató la dimisión del ministro.
Después de comida, Mandetta dijo que igual iría a la reunión de la tarde de todo el elenco ministerial. «No va a ser con amenazas que me van a echar. El presidente tiene que tomar una decisión antes de esa reunión», le dijo el ministro de Salud al jefe de la Casa Civil, Braga Neto y al general Luiz Eduardo Ramos, de la Secretaría de Gobierno. Horas más tarde la decisión se conoció, pero no coincide con lo que pretendía Bolsonaro.